Sudán es un estado árabe situado en el noreste de África. Limita con Egipto al norte, el Mar Rojo al noreste, Eritrea y Etiopía al este, Sudán del Sur al sur, la República Centroafricana al suroeste, Chad al oeste y Libia al noroeste. Sudán tiene una superficie de 1.861.484 kilómetros cuadrados, lo que lo convierte en el tercer país más grande de África. El nombre de Sudán deriva de la palabra árabe سود (sūd), que significa "negro", mientras que el nombre de la capital, Jartum, deriva de la palabra árabe قرتوم (qurṭūm), que significa "trompa de elefante". Sudán albergó numerosas civilizaciones antiguas, como el Reino de Kush, que floreció en Nubia, y el Reino Meroítico, que controlaba gran parte del antiguo comercio de Sudán.
Sudán fue el país más grande de África y del mundo árabe hasta 2011, cuando Sudán del Sur se separó, formando un estado independiente. En la actualidad, Sudán es también el tercer país más grande de África (después de Argelia y el Congo) y el decimosexto del mundo. Con más de 40 millones de habitantes, es el décimo país más poblado de África y el tercero del mundo árabe (después de Egipto y Argelia). La capital de Sudán, Jartum, es la mayor ciudad del país.
La región de Sudán tiene una historia larga y compleja. La zona que ahora se llama Sudán fue escenario de numerosas civilizaciones antiguas, como el Reino de Kush, que floreció en Nubia, y el Reino Meroítico, que controlaba gran parte del antiguo comercio de Sudán. Sudán fue también el hogar del primer estado musulmán del mundo, el Reino de Axum, que gobernó gran parte de la costa del Mar Rojo desde el siglo III al VII de nuestra era.
En el siglo VIII, el reino de Nubia fue conquistado por los árabes islámicos, y gran parte de la región sudanesa pasó a formar parte del mundo árabe. Los árabes introdujeron el Islam en la región sudanesa, y la cultura y la lengua árabes comenzaron a ejercer una importante influencia en la región.
En el siglo XVI, los otomanos conquistaron Sudán y la región se convirtió en una provincia del Imperio Otomano. Sin embargo, el dominio otomano en Sudán no fue efectivo, y la región se volvió cada vez más autónoma.
En el siglo XIX, Sudán fue conquistado por los británicos, que establecieron una colonia llamada Sudán Anglo-Egipcio. El gobierno británico tampoco fue eficaz, y la resistencia sudanesa al dominio británico provocó el estallido de la Guerra Mahdista en 1881. Los británicos salieron finalmente victoriosos, pero Sudán siguió siendo una provincia ampliamente autónoma del Imperio Británico.
Tras la Segunda Guerra Mundial, Sudán se convirtió en un estado soberano, pero pronto se vio envuelto en una guerra civil entre el gobierno dominado por los árabes y los grupos rebeldes africanos. La guerra civil terminó en 1972, pero desde entonces Sudán ha estado plagado de conflictos internos, violencia e inestabilidad.
En los últimos años, Sudán ha sido noticia por el conflicto de la región de Darfur. El conflicto de Darfur comenzó en 2003 y ha provocado la muerte de cientos de miles de personas y el desplazamiento de otros millones. El conflicto ha sido descrito como un genocidio por algunos observadores, y el gobierno sudanés ha sido acusado de crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad.
A pesar de los desafíos, Sudán es un país fascinante con una rica historia y cultura. La música, la comida y el arte sudaneses son únicos y ofrecen una ventana a la diversidad del patrimonio del país. Sudán también alberga algunas de las ruinas antiguas más impresionantes de África, como las pirámides de Meroe. Con sus muchos desafíos, Sudán es un país del que definitivamente vale la pena aprender más.
Economía
177,40 mil millones dólares estadounidenses